miércoles, 6 de noviembre de 2013

Soy yo.

No soy quién fui. No seré lo que soy. Pero realmente no se que soy ahora.

Meses atrás estaba genial conmigo mismo, me gustaba ser quién era, me sentía agusto conmigo misma, era muy feliz. Sin embargo ahora no soy esa chica, ahora soy otra persona y tampoco quiero volver a serlo. No porque me haya empezado a disgustar mi antiguo yo, al contrario, le estoy agradecido y siempre llevaré un pedacito de esos momentos conmigo. Porque al fin y al cabo soy lo que soy ahora gracias a ellos. Pero si volviese a ser esa yo de antes solo me sentiría incómoda y falsa porque esa yo no soy yo nunca más. Y me cuesta verla como yo ahora, en algunas ocasiones cuando me paro a pensar en las decisiones que tome, en la forma de pensar que tenía, comprobando una vez más que no me puedo quedar parada en un estado, que tengo que seguir avanzando con el mundo que todavía me queda por ver y descubrir. En aquellos días me sentía completa y realizada, seguía avanzando en la comodidad de mi pensamiento de que tenía todo para ser feliz sin darme cuenta de que siempre hay que asegurar un segundo yo, una segunda situación para que cuando la burbuja se resquebraje y se rompa en pedazos, tener una segunda esperandome debajo para amortiguar mi caída. Pero estaba tan ensimismada en esa burbuja que se me olvido cubrirla. Cuando eso paso y me quede en la intemperie, pérdida, sin saber quien era yo, donde estaba ese yo que tanto trabajo me había costado cultivar, sin tener un yo al que enfrentar para superar a situación. Me quede siendo un nada en medio de un montón de burbujas a las que no podía permanecer. Burbujas que no me mostrarían mi yo, el que tanto anhelaba ni ese yo que estaba desesperada por encontrar. Me avergonzaba decir en voz alta que me había perdido en esa época.  Yo, que siempre lo había tenido todo bajo control. Yo, la que siempre tenía la solución al alcance de su mano cuando algo malo pasaba. Yo ya no tenía un yo al que aferrarme y quede aterrada sabiendo lo que no debía confiar pero sin conocer en lo que si debía.

Ahora no me averguenza admitirlo, todavía no me adapto a mi nuevo yo, todavía no esta formado, en ocasiones se torna incómodo y realmente no se si debería seguir el camino que sigo, pero no quiero pensarlo, solo quiero actuar y acertar a la primera. Porque se que si pienso nunca me atreveré y me quedaría atrapada en una ilusión de mi persona, un yo que no terminaría de conocer porque nunca se crearía.

Mi yo actual no es un yo propiamente dicho, pero es lo que tengo ahora. Me toca cultivarlo. Alomejor no lo tendré mañana, pero de momento creo que es más que suficiente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario